¡qUe se VayA el NiÑo!
¡QuE se vaya! ¡El peor del siglo!
Han muerto ya 318 personas. 28,301
familias han perdido sus viviendas y hay 163,445 damnificados por diversas
causas. 54,035 hectáreas de cultivos están destruidos, la pesca está en la
ruina. 59 puentes han colapsado y 28 más penden de un hilo. 7, 352 kilómetros
de carreteras han sido afectadas, de
ellas 884 kilómetros están totalmente deshechos. Una hidroeléctrica ha
desaparecido bajo las aguas.
Efectos negativos, de diversa
magnitud, se han tenido en 15 de los 23 departamentos. Cinco
capitales Tumbes, Piura, Chiclayo, Trujillo e Ica han sufrido inundaciones
devastadoras y en algunas de ellas la población debió acostumbrarse a vivir
virtualmente bajo el agua. Centenas de pequeñas ciudades y poblados han pasado
por lo mismo y algunos, como Aobamba en el Cusco, simple desaparecieron del mapa
Los costos de la reconstrucción económica se estiman en no menos de US 750 millones de dólares y aún no se sabe cuanto dejará de crecer el PBI por su culpa.
¿Reflejarán las cifras el dolor
inmenso de los que ayer no tenían casi nada y hoy no tienen NADA?
La forma de enfrentarlo ha sido
otro desastre. Como se señala en reciente comunicado de la Coordinadora
Nacional de Derechos Humanos: "los gobiernos locales son ignorados y los miles de afectados son dejan de ser
ciudadanos con derechos para convertirse en damnificados, meros objetos de
asistencia y benevolencia del Presidente que concentra todos los recursos
económicos para aliviar la desgracia".
Y, pese a todo, este niño terrible
todavía no se quiere ir!!!
Hagamos pues fuerza, invoquemos a
todos los santos, milagros y conjuros;
digámolos con toda fuerza:
¡Qué se vaya El Niño! ¡Qué se
vaya!