EDITORIAL

En tiempos de transición democrática

 

Como todos los años, buena parte del especial de diciembre de ideele está dedicado a evaluar la situación política o los temas de nuestra eterna agenda pendiente, y con mayor razón esta vez, porque acabamos de cumplir el primer año de transición democrática, y, como bien nos ha enseñado el psicoanálisis, el primer año es fundamental.

Seguimos de buen humor y hasta optimistas, porque si miramos el punto de partida y el tramo recorrido identificamos cambios, avances, logros y potencialidades, aunque a estas alturas están también ya muy claros los problemas, debilidades, incertidumbres y hasta algo más que hoy es la comidilla limeña. Además, el recordar que por lo menos no estamos bajo el régimen de Fujimori y Montesinos todavía mantiene en nosotros el efecto mágico de hacernos ver, no diremos que Alicia en el país de las maravillas, pero sí que todo puede ser viable, posible, superable: si nos libramos del tan sofisticado como perverso “andamiaje” construido laboriosamente durante más de 10 años, por qué no vamos a poder con los desafíos de la transición.

Pero más allá del escenario nacional, el 2001 quedará marcado para siempre como un año de barbarie, el año en que desaparecieron las torres gemelas de Nueva York producto de los atentados terroristas del 11 de setiembre; atentados que han generado una respuesta a la que se tenía pleno derecho, pero que está afectando indiscriminadamente a población civil y puede terminar contribuyendo a fortalecer la lógica que se pretende combatir y debilitando los valores democráticos.

Sin embargo, como “qué dura la vida pero que dure”, en ideele también hay mucho humor y mucho de visual; hemos aprendido que en época de fin de año es más fácil ver las figuritas que leer sesudos artículos, como los que también hay en esta edición, fieles a su naturaleza y razón de ser, y para quienes ni en épocas de Papa Noel quieren –pueden– desengancharse de la realidad.

La última parte está dedicada al IDL en tiempos de transición, recordando a nuestros lectores que esta revista es parte de todo un proyecto institucional que se acerca a una edad buenísima (20 años) y que tiene la tremenda pretensión de ser fuente, generador, de ideas y acciones a favor de la democracia, los derechos humanos y de un proyecto de país inclusivo y no excluyente. ¿Ideelistas, como se nos suele acusar? Sí, un poco, pero con los pies bien puestos en la tierra y hasta en el fango. De ahí que cuando invitamos a escribir solemos decir que colaborar con ideele no es cualquier cosa, porque es colaborar con una causa, la mejor causa.

El agradecimiento de siempre a quienes nos leen, a quienes nos compran, a quienes colaboraron con nosotros, en esta edición y en las anteriores, y a la cooperación internacional, no sólo por su apoyo al IDL, por razones obvias, fundamental para nosotros, sino por su compromiso con el país, ahora con –sabia decisión– la transición democrática.