Casos no resueltos: Raccaya espera 37 años por justicia
El 17 de octubre de este año se cumple 37 años del asesinato de 41 comuneros de personas que Raccaya, Ayacucho. Varios de ellos eran niños que estudiaban en el colegio de la comunidad.
Estos hechos fueron ejecutados por miembros del Ejército peruano, que operaban en la base militar de Canaria. El 16 de octubre de 1983, un grupo de personas desconocidas ingresaron a la comunidad y retuvieron a 41 personas.
Al anochecer forzaron a esos pobladores detenidos a caminar 25 kilómetros hasta la comunidad Umasi. Al llegar se instalaron en la escuela de la comunidad. Al día siguiente en la madrugada del 17 de octubre, miembros del Ejército de la base contrasubversiva de Canaria rodearon la escuela, comenzaron a disparar sus armas y asesinaron a las todas personas que estaban en la escuela. Después de eso, enterraron los cuerpos en tres fosas comunes cavadas por algunos testigos de Umasi a quienes obligaron a hacerlo.
De este trágico episodio lograron escapar dos comuneros de Raccaya que fueron heridos de bala. Ellos caminaron de vuelta e informaron a los familiares de los fallecidos todo lo sucedido en ese suceso.
Unos días después, algunos militares llegaron a Raccaya y amenazaron de muerte a los pobladores para que no denuncien el hecho. Por miedo, este hecho quedó en el anonimato por varios años.
Recién en el 2003, la Asociación de Familiares del Caso Raccaya presentó una denuncia al Ministerio Público, quien formuló denuncia penal contra tres imputados. Se abrió un proceso penal que actualmente se encuentra en juicio oral. Se espera que a finales del presente año se emita sentencia.
Los familiares de las víctimas de Raccaya han sido persistentes. Durante 26 años solicitaron la exhumación de las tres fosas. Finalmente,el Instituto de Medicina Legal recuperó los restos de 41 personas en dos momentos diferentes: el 16, 17 y 18 de diciembre del 2009, y el 25 y 26 de agosto. Cuatro eran mujeres, 26 eran varones y no se pudo identifica el sexo de 11 debido a que la humedad producida por un puquial cercano produjo el deterioro de los restos óseos.
El 23 se septiembre del 2014, en la ciudad de Huamanga, el Ministerio Público entregó los restos a sus familiares. De acuerdo a sus costumbres se llevaron lo que quedaba de sus muertos a Raccaya para enterrarlos en su cementerio.
La Asociación de Victimas de la Comunidad Raccaya ha tenido un rol protagónico en la búsqueda de justicia y reparación. Participan en todas las sesiones de las audiencias del juicio oral que se han realizado en Lima y Ayacucho, así como en los espacios de difusión y diálogo con organizaciones sociales y autoridades del Estado.
Hechos de esta naturaleza no se deben repetir en nuestro país. Los familiares de las víctimas del caso Raccaya todavía tienen la esperanza de alcanzar justicia. ¿Y qué significa alcanzar justicia? Primero, que los responsables de esta barbarie sean sancionados. Segundo, que el Estado cumpla con repararlos por los daños sufridos.