El feminismo llegó a las tribunas: las luchas dentro de Universitario de Deportes
Helen Quiroz Piñan, Ghiomara Rafaele, Aldo Pecho Gonzáles
IDL-Seguridad Ciudadana
Hace unas semanas, se rumoreaba en la Liga 1 la contratación del futbolista Andy Polo al Club Universitario de Deportes. Hasta allí ningún detalle que llamara la atención, salvo la repatriación de un joven exseleccionado al fútbol peruano. Sin embargo, Polo fue separado del Portland Timbers, un club de los Estados Unidos, debido al escándalo mediático por una denuncia de violencia contra su esposa. La llegada a Universitario causó revuelo en redes sociales, y una hinchada dividida por la contratación de quien habría ejercido violencia de género. Las protestas llegaron a las tribunas mismas, en el propio estadio Monumental de Ate, con un grupo de mujeres portando carteles de rechazo contra la contratación del jugador. Y también una respuesta de la barra brava: la Trinchera Norte no permitiría que en “su tribuna” se realizara ningún acto de protesta ni propaganda “ideológica”, por lo que tomarían medidas al respecto.
¿Quiénes son estas mujeres que desafían un espacio tradicionalmente masculino y reivindican la lucha de género en las tribunas de uno de los clubes más populares del Perú? ¿Cuál es esta mirada que articula el hinchaje por un club de fútbol y el feminismo militante? ¿Qué tipo de agenda tendrán en la tribuna ahora que reciben amenazas por parte de la barra, aunque también el respaldo de un sector de la hinchada? Veamos un caso que se viene convirtiendo en un precedente interesante en la relación entre fútbol, feminismo, sociedad civil y lucha contra la violencia de género no solo en el Perú, sino en América Latina.
I
Cuando estalló el escándalo del caso Andy Polo, el 8 de febrero del presente año, nadie pensó que podría trascender —lamentablemente— de ser un caso más de violencia contra la mujer en el fútbol peruano. Pero no fue así. A diferencia de otros casos en que los futbolistas han sido contratados con impunidad, y sus actos han pasado por agua tibia —los más recientes fueron los de Alexis Gómez y Jean Deza en Alianza Lima, hace dos años—, esta vez sería muy diferente. La denuncia de Génessis Alarcón, la aún esposa de Polo, no solo tuvo eco en un conocido programa de espectáculos, sino que encontró acogida en la tribuna misma cuando se anunció la contratación del futbolista para Universitario. En esta ocasión, serían mujeres organizadas quienes levantarían su voz de protesta.
Fue en vísperas del Día Internacional de la Mujer que la noticia del polémico fichaje se filtró en los medios. Las opiniones fueron divididas y tuvieron un fuerte impacto en las redes sociales. Más aún cuando el club anunciaría, días después, que tenían “pleno conocimiento de los procesos judiciales que vinculan al jugador en el Perú y los Estados Unidos”. Y además resaltarían que el proceso penal contra Polo se encontraba archivado (lo diferenciaban del proceso que corría por vía civil), por lo que habrían optado por su contratación. Los días que vinieron después fueron un intento de limpiar la imagen de Polo para Universitario: lo presentaron como un jugador triunfador, que regresaba a su club de formación para retomar impulso. La casa lo acogía como al hijo pródigo.
Video promocional del retorno de Andy Polo. Fuente: @Universitario (https://bit.ly/3Eo04Cu)
La primera respuesta de un grupo de hinchas, y para marcar una posición clara, fue organizar un plantón de protesta contra Polo. Esta se llevó a cabo el 8 de marzo en las inmediaciones del estadio Lolo Fernández, lugar emblemático para Universitario. “Rechazamos tu ingreso a nuestro club, no queremos jugadores que sigan perpetuando su violencia machista a mujeres”, señalaron. Y como la administración temporal no hizo otra cosa más que ratificar el fichaje, las hinchas decidieron mostrar su descontento en el estadio Monumental, el 12 de marzo, durante el partido Universitario vs. Cienciano. Ese día se realizó una manifestación pacífica en la Tribuna Norte mediante el uso de pancartas. Las mujeres hicieron evidente su rechazo, nuevamente, mediante frases como “Un caso archivado es un agresor liberado”, “Ningún jugador es más importante que los valores e historia del club”, entre otras líneas contundentes.
Protestas de las hinchas contra Andy Polo en Tribuna Norte. Fuente: @LaCremaNoticias (https://bit.ly/37Yp9b1)
Ante estos hechos, el 14 de marzo un sector de la Trinchera Norte —la barra principal de Universitario— se pronunció con un tono amenazante mediante un comunicado. Allí afirmaban que no permitirían que se repitan acciones similares, por lo que tomarían las “medidas necesarias”. Agregaron también que temas “personales y ajenos que no tengan que ver con Universitario” no tendrían espacio en su tribuna.
Frente a esta amenaza, un grupo de barristas relacionados a Universitario, así como organizaciones feministas ajenas al ámbito deportivo, se pronunciaron mediante mensajes de apoyo a la denuncia pública por la contratación de Polo y el rechazo al comunicado emitido por la Trinchera Norte. Algunos medios de comunicación hicieron eco de este conflicto, por lo que la disputa terminó por trasladarse hacia un ámbito de mayor visibilidad pública, de tal forma que hasta el Ministerio de la Mujer se pronunció rechazando las amenazas contra las hinchas. Todo esto ayudó a que se hiciera generalizado un rechazo de un gran sector de simpatizantes del club —y fuera del club— por el fichaje del futbolista y un respaldo a las mujeres que protestaban.
Para el 22 de marzo, las integrantes de la colectiva Universitario Feminista confirmaron, mediante un pronunciamiento, que ellas fueron quienes realizaron las protestas dentro de las tribunas contra el fichaje de Polo. Asimismo, denunciaron el acoso del que estaban siendo víctimas, y las amenazas que venían recibiendo por su postura. ¿Quiénes son Universitario Feminista? Ellas son un grupo de hinchas de Universitario, quienes se autoorganizan y autogestionan desde el 2019 para alentar a su club. De hecho, buscan promover una nueva propuesta de hinchaje, que reivindica la presencia de la mujer en el club y la tribuna como un lugar seguro para ellas.
A pesar de escucharse muchas voces de protestas, finalmente se dio la incorporación del futbolista al club. A Andy Polo se le puso como condición que “arreglara sus problemas personales” en un plazo de quince días —esta fue la postura de la administración ante un caso de violencia de género: es un problema personal—. Hasta el día de hoy, el futbolista continúa en un proceso de conciliación por alimentos, y la denuncia por violencia doméstica sigue en pie. Y a pesar de ello, ya concentra con el primer equipo y hasta hizo su debut en la liga profesional. Sin más sanciones de por medio, y con la pelota manchada, el fútbol también sigue su curso.
II
El fútbol no solo es un deporte de y para hombres. Muestra de ello es la colectiva Universitario Feminista, la cual nació como una respuesta ante la falta de apoyo al equipo femenino de Universitario. A pesar de que las futbolistas cremas, conocidas coloquialmente como “las leonas”, son las más campeonas de la Liga Femenina en nuestro país, recién en el 2018 obtuvieron mayor visibilidad gracias a las acciones impulsadas por las mismas futbolistas y un grupo de hinchas cremas.
Algunas de estas hinchas forman parte de Universitario Feminista, una organización conformada por mujeres cansadas del poco apoyo al fútbol femenino y de la desigualdad de género. Ellas decidieron unir su feminismo militante y el amor a su club. Pero esta colectiva no solo está conformada por hinchas de Universitario, sino también por otras mujeres que buscan promover una lucha feminista dentro del espacio futbolístico. Y sin duda lo vienen haciendo.
Para una fundadora de Universitario Feminista, ser hincha mujer es avasallante: “Era difícil ir sola al estadio. En ese espacio predomina la presencia masculina y solo cuenta la voz de los varones. Ser mujer es como prender una vela en el mar. Una vela que está solita y que una trata de mantenerla prendida hasta llegar a la orilla”, nos comenta. Y esto lo han vivido en carne propia durante sus protestas. En algún momento, hasta con amenazas de por medio desde la tribuna.
¿Pero cómo inició este desafío como hinchas de fútbol y feministas? Al principio, ellas solo iban a las tribunas a alentar al equipo masculino, pero el cariño por Universitario no se podía reducir solo a ellos. Escucharon sobre la existencia del equipo femenino, por lo que decidieron organizarse y apoyarlas. Las leonas ahora tendrían a hinchas que rugirían por ellas en las tribunas. Sin embargo, las acciones de este grupo de mujeres no solo se quedaron allí. Decidieron ir por más: querían que en el deporte rey, en sus canchas y en sus tribunas, se cuestionara el machismo imperante.
Hinchas feministas en el estadio de Juliaca con una pancarta. Fuente: Universitario Feminista (https://bit.ly/3JWwbue)
Empezaron con pequeños banderolazos pidiendo una igualdad de trato para las futbolistas cremas. Actuaban en protestas, acudían a marchas, sufrían con cada derrota y gritaban los goles con la misma pasión que cualquier hincha. No obstante, recién su nombre se hizo notorio con el plantón en el estadio Monumental, cuando con carteles en mano protestaron contra la contratación de Andy Polo.
Este hecho, sin duda, las ha marcado. Al enterarse, la rabia las invadía, no podían creerlo, los rumores ya no eran rumores: Polo había sido contratado por Universitario. Y su indignación no paró hasta hacerse escuchar. Algunos hinchas las criticaban, las insultaban, exigían que dejen de lado “sus ideas personales o ajenas”, les decían que eran infiltradas o les reclamaban que el hinchaje y las posturas políticas no cuajaban. Para ellas no es así. En Universitario Feminista la conciencia social no solo es compatible con alentar al club, sino que es necesario contar con ideas y acciones marcadas en problemas sociales, como la violencia de género, el racismo o la homofobia, para sustentar los valores de su hinchaje y su propia identidad colectiva.
“Desde que uno se identifica con un club ya tiene una postura política. Al bajar al estadio se unen como una familia, afuera del recinto se organizan para eventos benéficos, se juntan en sus barrios para cualquier acción identificándose como hinchas de la U. No pueden decir que no son políticos. No solo van a la tribuna a alentar o a gritar los goles, también piensan. Eso es político”, nos explica una integrante de Universitario Feminista.
No todos los valores son comunes para toda la hinchada. Algunos creen que es más importante contratar a Andy Polo para conseguir el campeonato que una denuncia por violencia de género en su contra. “Este no es más que un tema personal y se debe arreglar en casa”, afirman muchos en redes sociales. Pero para las hinchas feministas, la violencia de género no puede quedarse fuera del estadio, y tampoco a sus alrededores. Ser hincha no les quita su condición de mujer y ellas bien lo saben. Más aún cuando han presenciado y ellas mismas han sido víctimas de violencia y acoso en las tribunas: “Si no es con la voz, es con la mirada. En la tribuna se te acercan para pedirte tu número. Una tiene que ser fuerte. Incluso empieza desde el tramo, entre el óvalo hasta el estadio. Te gritan, te silban desde los buses: no nos dejan caminar tranquilas”.
Para muchas de ellas, su experiencia ha cambiado desde que tomaron esta iniciativa de protestar contra Andy Polo en el viejo estadio Lolo Fernández. Así, les fueron llegando mensajes directos desde las redes sociales con amenazas: “Si aparecen en el Lolo vamos a tirarles agua caliente”, “Si las vemos en tribuna las vamos a empujar”, “Les vamos a meter plomo”. Ocurrió lo mismo en la protesta del estadio Monumental. Mientras ellas gritaban “Fuera, Polo”, se les acercaron algunos barristas para insultarlas o burlarse de ellas: “Ya, ¿y ustedes cuándo se sacan el polo?”. En el grupo sintieron que las estaban sexualizando y buscaban minimizarlas. “Porque somos feministas creen que todas vamos a protestar con el torso descubierto”, nos comentaban. Para Gabriela Ferucci, representante de la ONG feminista Manuela Ramos, la respuesta violenta por parte de la barra se debe al “fuerte pacto patriarcal que existe entre los hombres. Se acuerpan en un bloque, y parten de la idea de que si cae uno, cae el resto”. Y, en efecto, así se dieron las hostilidades, de manera escalonada.
A pesar de todo lo ocurrido, las hinchas de Universitario Feminista no se amilanan. Su propuesta como hinchada busca diferenciarse de las barras. No necesitan contar con un grupo para protegerse, tener un líder o una directiva, exigir algún soporte económico a sus integrantes, y mucho menos practicar la violencia. Incentivan un trato horizontal entre las hinchas y no un trato vertical como el de las barras. Es más, tienen como proyecto incentivar este nuevo tipo de hinchaje en otros clubes de fútbol, sin distinguir banderas. Señalan orgullosas que desde Universitario siempre han surgido propuestas novedosas para el fútbol peruano, y esta podría ser una de ellas.
Su crítica frente al problema de la contratación de Andy Polo no solo se ha detenido en la actual administración de Universitario. También señalan como responsable a la Federación Peruana de Fútbol (FPP), y concuerdan que debieron pronunciarse frente al caso. “Se hacen de la vista gorda perpetuando este ciclo de violencia”, cuestionan mientras recuerdan que hubo otros casos de violencia en el fútbol que no tuvieron la misma repercusión mediática ni una barra organizada que pusiera el grito de protesta. Sin embargo, el suyo viene dejando un precedente importante que va a traer, sin duda, muchas repercusiones en el futuro. Los clubes lo pensarán dos veces cuando contraten futbolistas involucrados en problemas de violencia de género. O eso es lo que esperan.
III
¿Es posible articular el hinchaje por un club deportivo con la militancia feminista?, ¿qué pueden tener en común ambos espacios? Para las hinchas de Universitario Feminista esta posibilidad es real y es algo que intentan forjar de manera activa. Desde antaño, los clubes de fútbol han podido brindar espacios de pertenencia a las personas. Se han convertido en un lugar (en todo el sentido antropológico de la palabra) en el que se comparte memoria, identidad y objetivos en común. Por ello se dice que son como una familia. Y como en cualquier familia, existen valores compartidos que son esenciales para la convivencia. Y aquí es donde viene el punto de conflicto. ¿Por necesidad de obtener un título se pueden romper aquellos valores que el club proyecta hacia la sociedad? ¿Acaso la competencia deportiva se encuentra por encima de los valores comunes? ¿Es posible relegar el problema de la violencia contra la mujer a tan solo un hecho extradeportivo o de índole privado?
Para las hinchas feministas, cada una de las respuestas serían sencillamente no: “Escuchen a la hinchada, siempre deben tener presente los valores de la U. Las personas que van a vestir la camiseta tienen que merecerla tanto en lo deportivo como en lo personal, en lo social, en todo, porque van a entrar a un gran club. Por ello, tienen que ser personas referentes y cabales”, nos comenta una integrante de Universitario Feminista. Y es que para ellas existen valores que son innegociables en el club. Los referidos a la cuestión de género, por supuesto, son uno de ellos.
Sin embargo, para el sector más conservador de la barra las protestas de estas hinchas no son más que acciones que dañan la imagen del club y provocan desunión entre sus demás simpatizantes. Lo más importante para ellos es lo que pueda suceder en la cancha, no fuera de ella. Pocos quieren cuestionar que la decisión de la administración es la que realmente viene dañando al club. Esto mismo opina Alejandra Bernedo, crítica cultural y también hincha de Universitario: “No sé qué es lo que ellos consideran como hinchaje, porque yo entendía que ser hinchas es que podamos todos encontrarnos en un mismo punto esperando lo mejor para el club. Pero no esperar a que digan que todo lo que hace el club está completamente bien, sino desear lo mejor para él. Entonces creo que han subvertido lo que es el hinchaje”.
Y, de hecho, la propuesta de Universitario Feminista consiste justamente en promover una renovación del tipo de hinchaje. No uno centrado en la barra clásica, caracterizada por su territorialidad, uso de la violencia, organización jerárquica e incluso poniendo muchas veces su imagen e intereses por encima del club. Más bien un hinchaje comprometido, horizontal, que promueve los valores esenciales del club y destierre los discursos más discriminadores (cánticos o alientos con alusiones machistas, homofóbicas y racistas, por ejemplo). Así, el fútbol —y en particular Universitario— se convertiría en una plataforma de cambio, concientización y reivindicación de problemas que afectan a la sociedad.
Banderola contra la violencia sexual en el estadio Monumental. Fuente: @UniversitarioF4 (https://bit.ly/3L5eLga)
La propuesta de Universitario Feminista sobre nuevas formas de representación, discursos y comportamiento de las barras no es necesariamente nueva en América Latina. Ya existe un importante caso en México, como es la Barra Feminista, aunque esta es una colectiva sin una camiseta en concreto, pero sí con un gran activismo desplegado en distintas canchas de la liga mexicana. En el caso de Argentina, sí existe fuerte presencia del movimiento en los clubes; así, pueden encontrarse colectivas como River Feminista y Feminismo Xeneize, desde los populares clubes River Plate y Boca Juniors, respectivamente. De igual forma, en algunos países de la región. Sin embargo, la experiencia de las hinchas feministas de Universitario —además de ser nueva en el Perú— tiene un aporte importante para dar: el enfrentamiento de una colectiva contra la barra principal de un club.
En las protestas por el caso Polo, las respuestas de la barra contra las hinchas feministas han sido muy agresivas. ¿A qué se debe esto? Para Gabriela Ferucci, representante de la ONG Manuela Ramos, la raíz de este problema “es el temor, que se convierte en rabia, cuando los hombres ven amenazados sus privilegios patriarcales en el momento en que las mujeres se rebelan alzando su voz”. Y en un espacio como la tribuna, tradicionalmente dominada por los hombres, este temor se acrecienta. Representa un desafío que hay que acallar o merece el castigo.
En los códigos masculinos, si el castigo contra las mujeres es público, no puede provenir en exceso de otros hombres. Por ello también se han valido de mujeres de la barra, quienes comparten los ideales masculinos sobre lo público y privado, para amenazar a la colectiva. “Al estadio solo se va a alentar, no a hacer otras cosas”, cuestionaron algunas barristas a Universitario Feminista. Para la crítica cultural Alejandra Bernedo, en la barra existe un modelo de mujer que debe alentar en las tribunas: “Si eres mujer, tienes que ir al estadio solo a aplaudir, nada más. Están revalidando y reforzando esa distancia que tiene la hinchada femenina con un espacio que debería ser de todos. Es prácticamente como marcar qué tipo de hincha debes ser, qué opinión debes tener para poder acceder a este espacio”.
El control sobre el comportamiento de quienes acuden a la tribuna es también el que determina quién es más o menos hincha. Y, por supuesto, esto también se mide en parámetros de violencia: quien está dispuesto a ceder vida y sangre por el club es el hincha “verdadero”. Es la dominación masculina en todo su esplendor, aunque ya viene sufriendo serios cuestionamientos. Por ello, no resulta nada paradójico que el sector conservador de la barra no quiera ceder terreno y se muestra agresivo frente a las disidencias, y tampoco que el caso Polo sea apañado porque en realidad forma parte de su modus vivendi. ¿Habría ocurrido de igual manera si el futbolista hubiera golpeado a un barrista, o a un simpatizante en algún altercado fortuito? ¿También sería solo un problema personal, que se debe arreglar entre las partes involucradas? Total, no es una cancha de fútbol.
Celebraciones por el retorno de Polo y burlas contra la violencia de género. Fuente: redes sociales
El caso Polo sigue empañando la imagen institucional, y esto es algo contra lo que van a seguir luchando desde Universitario Feminista. Buscarán evitar que se use el poder y el arrastre del club para encubrir actos de violencia. Como bien dice la crítica cultural Alejandra Bernedo, se está construyendo un espacio en el que “el agresor es prácticamente blindado”. Y es allí donde Andy Polo, sin hacer mea culpa sobre sus actos, termina utilizando al equipo y a la hinchada “para protegerse así mismo de cualquier acusación y no tener que asumir responsabilidades frente a lo que ha hecho”.
Y aquí cerramos con un punto adicional para el debate: la salida a este conflicto se puede dar simplemente con la renuncia de Andy Polo, como muchos piden. Pero también existe una necesidad de que el personaje público se haga responsable de sus actos, aleccione a la hinchada de manera positiva y esté dispuesto a ofrecer una reparación que no solo sea económica, sino también simbólica. Y, por supuesto, que en esta prime el bienestar y la salud mental de su esposa Génessis y su familia. La hinchada tiene mucho que decir aquí. Un tema que puede discutirse más ampliamente, y que no habría tenido el mismo impacto si la colectiva feminista no se hubiera pronunciado. Sin duda, son nuevos tiempos los que vienen ocurriendo, con cambios en torno a la sensibilidad social y los cuestionamientos del poder, los que van más allá del deporte, o más bien de la mano del deporte. Y esperamos que así continúen.