En Iquitos la población indígena no llega a los hospitales sino que muere en su casa
“A los hospitales solo llegan la clase media, pero no la gente pobre de Iquitos”, comenta Juan Carlos Ruiz, del Área de Litigio Constitucional y Pueblos Indígenas del IDL.
Este dato es corroborado por los sacerdotes de la parroquia Inmaculada de Punchana, Iquitos, Manolo Berjón y Miguel Ángel Cadenas, quienes sostienen que el colapso de los hospitales, la falta de oxígeno y de medicinas es un problema solo para la clase media iquiteña. Pero las personas que viven en la periferia no va a los hospitales, no puede comprar medicinas y menos pensar en comprar oxígeno. Ellos no tienen acceso al sistema sanitario.
Los esfuerzos del sacerdote Raymond Portelli, que ha conseguido instalar una planta de oxígeno con capacidad para 30 balones, y que espera instalar otra más con la misma capacidad en un terreno del Hospital Regional, serán para aliviar a los pacientes que están dentro del sistema de salud, e incluso tampoco será suficiente porque ,según los especialistas, Iquitos necesita de alrededor de 500 balones diarios de oxígeno.
El número de muertes es mucho mayor al oficial porque no se está contando a la gente de la periferia que muere en sus casas. Esto está ocurriendo en Masusa, el puerto fluvial de Iquitos, en la carretera Iquitos-Nauta y en los asentamientos humanos que bordean la ciudad. Las comunidades que están al frente en el río Nanay no permiten que nadie pase, y de esa manera esperan que el Covid19 no ingrese a sus territorios.
El acceso a la salud está concentrado en la ciudad. Los sacerdotes reciben diariamente llamadas de sus animadores y catequistas para informarles de gente que está muriendo sin ser atendida en el sistema de salud.