Foul contra el Perú: represión brutal y violencia contra la protesta social
IDL-Seguridad Ciudadana
Por cuarto día consecutivo, la indignación ciudadana se hizo presente a través de manifestaciones en contra del Gobierno de facto de Manuel Merino. De todas las marchas convocadas en todo el país, la más grande tuvo como punto de concentración la plaza San Martín en Lima. Miles de personas se desplazaron por las diversas calles del centro portando pancartas, banderas peruanas y cacerolas para expresar su descontento. Caso similar ocurrió en la ciudad de Chiclayo, donde otra multitud partió de la Plazuela Elías Aguirre con rumbo hacía el Parque Principal de la ciudad norteña. Y lo mismo en ciudades importantes como Arequipa, Trujillo, Huancayo y el Cusco.
A pesar del carácter pacífico de estas marchas, la Policía Nacional del Perú (PNP) no dudo en hacer uso de todo su arsenal para reprimir a los manifestantes. Durante estas jornadas se han viralizado cientos de videos en diferentes redes sociales que dan cuenta del uso desproporcionado de la fuerza por parte de los efectivos policiales. Muchos de ellos ponen en evidencia el uso indiscriminado de gases lacrimógenos contra grupos que incluyen a niños, niñas, adultos mayores y personas con discapacidades. E incluso el uso de perdigones y proyectiles con armas de fuego.
Otra práctica muy cuestionada ha sido la infiltración de miembros de la Unidad de Inteligencia Táctica Operativa Urbana de la Policía, también conocido como el Grupo Terna, dentro de los contingentes de manifestantes sin estar debidamente identificados. Al respecto, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) menciona qué “[…]la Comisión ha considerado, en oportunidades anteriores, que la participación en los operativos de seguridad de policías de civil o sin su correspondiente identificación presenta problemas para la revisión administrativa y/o judicial de posibles irregularidades y/o violaciones de derechos.”[1] En uno de los videos difundidos por redes, se ve como un agente del Grupo Terna, luego de ser descubierto por un grupo de manifestantes, desenfunda su arma y dispara al aire causando conmoción y pánico en las personas a su alrededor.
Ha resultado preocupante también que el uso indiscriminado de la fuerza para la represión de una legítima protesta, y mayoritariamente pacífica, haya dejado varios heridos, incluso algunos de gravedad. Este ha sido los casos de los ciudadanos Luis Aguilar Rodríguez (26) y Percy Pérez Shapiama (26), quienes se encontraban heridos de gravedad en el hospital Almenara por impactos de proyectil de armas de fuego. También el caso de Rubén Guevara (27), quien recibió perdigones a diez metros de distancia, quedó con el rostro desfigurado y puede quedar con graves lesiones permanentes en el ojo. Asimismo, otros ciudadanos han sido heridos por impactos de perdigones, proyectiles de la bomba lacrimógena o asfixia por inhalar los gases.
Es indignante también el abuso policial y la persecución hacia manifestantes que se estaban retirando ya de la protesta. Se han podido ver en imágenes cómo motorizados de la Policía intentaban atrapar indiscriminadamente personas por el Estadio Nacional, cerca de la Vía Expresa. Y lo que es peor, perseguir ciudadanos por la venida Brasil, a punta de bombas lacrimógenas, sin importar que el Hospital del Niño y su zona de emergencia sea gaseado. Total rechazo a la brutalidad represiva, y también a la falta de criterio para realizar los operativos.
Por último, resulta preocupante el hostigamiento a la prensa por parte de la Policía y las agresiones que han tenido en su labor. Esta es una práctica muy común para que no se informe sobre el uso excesivo de la fuerza ni las prácticas ilegales que se tienen desde esta institución en las protestas sociales. Así, periodistas de Ojo Público, AFP (España), Canal N, entre otros medios, han sido heridos en su labor y estuvieron a punto de ser golpeados por miembros policiales. La brutalidad institucional no distingue ningún tipo de rostro al momento de reprimir
Se espera que con el correr de los días las manifestaciones continúen. La espontaneidad y masividad de las protestas en todos los rincones del país no hace más que evidenciar la falta de legitimidad de este régimen. Pero, lamentablemente también, una zozobra política que, lejos de terminar, nos dejará grandes repercusiones, y no muy buenas.
[1] Para mayor información ver el punto N.º 238 del informe Estándares sobre los derechos involucrados en la protesta social y las obligaciones que deben guiar la respuesta estatal (2019) de la CIDH. El documento se puede acceder en el siguiente enlace: https://www.oas.org/es/cidh/expresion/publicaciones/ProtestayDerechosHumanos.pdf.