Los pueblos indígenas de la Amazonía en reemplazo del Estado: dos experiencias de autoprotección frente al avance de las economías ilegales en Ucayali
Jacopo Tosi [*]
1. Introducción
El presente artículo apunta a describir dos de las principales experiencias de autodefensa desarrolladas por los pueblos indígenas de la Amazonía peruana con el fin de proteger sus territorios, medio ambiente y a sí mismos: las guardias indígenas y el Sistema de Alertas y Acciones Tempranas (SAAT). La necesidad de poner en marcha ambos mecanismos, evidentemente, se debe al fracaso del Estado en cumplir con su deber de proteger a la población frente al avance de la criminalidad ambiental.
El número de defensores de derechos humanos asesinados, desaparecidos y amenazados en la Amazonía ha ido aumentando en los últimos cinco años, alcanzando picos dramáticos y sin precedentes durante la pandemia por el nuevo coronavirus[1]. Entre ellos, la mayoría son líderes de comunidades indígenas que luchan a diario por defender sus territorios, a sus hermanos y hermanas de las amenazas que provienen de las economías ilegales como el narcotráfico, el tráfico de tierras y la tala ilegal.
2. Un análisis del problema en Ucayali y Huánuco
Solo en las regiones de Ucayali y Huánuco, examinadas en este artículo, se han registrado cuatro asesinatos desde 2020. Las víctimas son todos líderes de la etnia kakataibo (el pueblo de los ‘mejores hombres’, en español): Arbildo Meléndez (comunidad de Unipacuyacu), Santiago Chota (comunidad de Sinchi Roca I), Herasmo García (comunidad de Sinchi Roca I) y Yenser Ríos (comunidad de Puerto Nuevo). Sin embargo, el número aumenta considerablemente si se consideran las personas actualmente amenazadas por grupos vinculados a actividades ilícitas.
Al mismo tiempo, la ocupación y el tráfico ilegal de tierras continúan en ambas regiones, erosionando el territorio de las comunidades indígenas. El Estado, en lugar de proteger los derechos territoriales de los pueblos indígenas, alienta la creación de caseríos impulsados por foráneos invasores. Por el contrario, las autoridades siguen sin cumplir sus obligaciones de reconocer, proteger y titular los territorios indígenas a lo largo de la Amazonía. Un ejemplo es la disputa entre Santa Clara de Uchunya, comunidad del pueblo shipibo-konibo, y la empresa transnacional de palma aceitera Plantaciones de Pucallpa (cuya plantación hoy es propiedad de Ocho Sur P)[2].
En cuanto al narcotráfico, las intervenciones del aparato estatal a menudo han carecido de una planificación adecuada y con visión de futuro, además de estar mal articuladas con las comunidades indígenas directamente afectadas. Un ejemplo significativo es lo ocurrido en Flor de Ucayali, comunidad shipibo-konibo[3]. En la zona, altamente amenazada por el narcotráfico, hubo y hay cultivos de hoja de coca y pozas de maceración dentro de territorio comunal: se trata de tierras ocupadas por colonos ilegales.
Veamos otro ejemplo: el 1 de junio de 2021, personal de monitoreo forestal del Gobierno Regional de Ucayali, representantes de la Fiscalía Especializada en Materia Ambiental y Antidrogas, la Policía Nacional y la Marina de Guerra intervinieron en el área impactada por los cocales. Tras erradicar cerca de una hectárea de cultivos ilegales y destruir las pozas de maceración que consiguieron localizar, las autoridades –incluyendo a la Policía y la Marina– se retiraron de la zona casi de inmediato. Después de una intervención de tal envergadura, las autoridades del Estado debían haber permanecido en la zona para brindar algún tipo de protección posterior y evitar así posibles represalias contra la población.
Aunque las repercusiones no se produjeron con la intensidad que se temía en un principio, este comportamiento irresponsable de las fuerzas policiales pudo haber costado caro a la comunidad y a sus habitantes. En cualquier caso, aunque entonces no hubo repercusiones físicas, vivir con el temor de que el enemigo (y vecino no deseado) pueda venir en cualquier momento a vengarse ha tenido un impacto psicológico muy grave en la vida de los miembros de la comunidad.
Así lo afirma el líder de Flor de Ucayali, Saúl Martínez Guimaraes: “Y [después de los hechos y las amenazas recibidas] ahorita toda la población – más que todos los niños y las mujeres – está sumamente asustada”[4]. Tras reclamar a las autoridades estatales por mecanismos de protección para la comunidad, la respuesta oficial de la Policía fue más bien inquietante: una invitación a la autoprotección, ya que los policías no cuentan con los recursos logísticos necesarios para garantizarla.
Ante estas constantes amenazas y el abandono casi total del Estado, los miembros de las comunidades indígenas se han visto obligados a autoorganizarse para protegerse. A continuación, analizaremos los dos principales mecanismos de autodefensa utilizados por las comunidades indígenas de las regiones de Ucayali y Huánuco: las guardias indígenas y el SAAT.
3. Las guardias indígenas
Durante los días 23 y 24 de noviembre 2021, en el auditorio del Instituto Superior Pedagógico Bilingüe de Yarinacocha, en Pucallpa, se celebró el Primer Encuentro Regional de Guardias Indígenas Amazonicas. El evento fue organizado por el Consejo Shipibo-Konibo-Xetebo (COSHIKOX), y el presidente Ronald Suárez fue el encargado de dirigir los dos días de reuniones. Los participantes eran representantes de numerosas comunidades shipibas de la región de Ucayali. En total, participaron 150 electores en el momento final de la votación. El acto finalizó con la elección del presidente de la Guardia Indígena del Pueblo Shipibo-Konibo: Juan Agustín Fernández, originario de la comunidad de San Francisco, que ganó con 52 votos a su favor.
La Guardia Indígena del Pueblo Shipibo se creó como respuesta a las limitaciones que anotan los miembros de las comunidades indígenas con relación a las rondas campesinas. Ambos, tanto las guardias como las rondas, representan expresiones de la autonomía del pueblo shipibo, creadas en parte como respuesta a la ineficacia de la protección estatal. Sin embargo, las rondas tienen una dimensión y función comunitaria, ya que solo pueden proteger a la comunidad de conflictos internos. Las guardias, en cambio, buscan proteger la integridad territorial y, sobre todo, la vida de las personas sin limitarse a resolver conflictos menores entre miembros de la comunidad. En otras palabras, es una expresión de autonomía y capacidad de autoorganización para hacer frente a las graves carencias del aparato estatal.
En ese sentido, la Guardía Indígena aspira a convertirse en una verdadera policía indígena: un cuerpo de seguridad autónomo conformado por más de 500 personas, entre hombres y mujeres, que se dedican de forma voluntaria a proteger sus territorios, recursos naturales y biodiversidad de las amenazas que enfrentan. Por lo tanto, representan un aparato más grande y sólido que las rondas campesinas, a las que tratarán de organizar geográficamente y registrar como asociación civil, para obtener beneficios legales y económicos.
En opinión del antropólogo Thomas Moore, que asistió al acto, la Guardia Indígena debería estar descentralizada y ser controlada directamente por el pueblo shipibo. El dirigente Saúl Martínez Guimaraes, al hablar de la autonomía shipiba, asocia las instituciones comunitarias con los ministerios del Estado: así, por ejemplo, el Consorcio Indígena[5] representaría al Ministerio de Economía y Finanzas, la Asociación de Médicos Ancestrales Shipibo, Conibo, Xetebo al Ministerio de Salud y, finalmente, la presidencia de la Guardia Indígena al Ministerio de Defensa.
El principal objetivo de la jornada fue, por tanto, definir los principales aspectos identitarios de la Guardia Indígena de Pueblo Shipibo, como los ideales en los que se basará el trabajo de sus integrantes y la estructura del nuevo organismo que estaba a punto de ponerse en marcha. Este proceso ha sido esencial para obtener la credibilidad con la que se podía reclamar el reconocimiento del Estado, con los derechos correspondientes.
La obtención de mayores derechos es crucial para garantizar a los habitantes de las comunidades y a sus representantes una mayor autonomía y libertad de acción en momentos críticos, que les afectan directamente y también a la seguridad del territorio que habitan. La existencia de este nuevo cuerpo de seguridad puede mejorar considerablemente la sensación de inseguridad percibida por los habitantes de las comunidades, mejorando su calidad de vida. Una mayor libertad y autonomía para responder a los abusos y amenazas de los invasores (principalmente colonos ilegales y narcotraficantes). Sin embargo, las guardias tampoco deben abusar con el uso de la fuerza.
Los shipibo-konibo se autodenominan un pueblo pacífico, por lo que las intervenciones de la Guardia Indígena son y deben basarse en el principio del diálogo activo y pacífico. También lo demuestra el hecho de que, durante el encuentro en Pucallpa, la frase clave identificada como respuesta a la pregunta “¿Cómo deben ser las intervenciones de la Guardia Indígena?” fue “diálogo pacífico”.
Por tanto, a corto plazo, la Guardia Indígena pretende complementar (a menudo sustituir) las funciones que deberían desempeñar las fuerzas del orden estatales. Resolver los problemas urgentes relacionados con la seguridad de las comunidades y sus habitantes, asegurando una presencia física sobre el terreno para reducir las amenazas recibidas y poder vigilar, denunciar y, a veces, intervenir más eficazmente en los abusos.
A mediano y largo plazo, la Guardia Indígena pretende crear una cohesión entre las comunidades para responder de forma más coordinada a los peligros y organizar conjuntamente estrategias de prevención. Este proceso político podría tener efectos positivos en el sentido de pertenencia de los habitantes de las comunidades, así como en un proceso de construcción de la identidad basado en la cohesión y la puesta en común de intereses entre las comunidades del pueblo shipibo.
Al mismo tiempo, se espera que aumente la eficacia de la cooperación con las fuerzas de seguridad del Estado para que la Guardia Indígena no sea un cuerpo aislado, sino que se integre en el sistema de seguridad estatal. Por último, la presencia de la Guardia Indígena en las comunidades garantizaría una mejora de la calidad de vida de sus habitantes. Una mayor percepción de seguridad podría reducir los efectos estresantes y traumáticos que se producen en situaciones en las que no hay protección (como las que experimentan muchos habitantes de muchas comunidades indígenas).
A continuación, reproducimos las palabras del nuevo presidente de la Guardia Indígena, Juan Agustín Fernández, extraídas de una entrevista.
A la pregunta de qué representa la Guardia Indígena y por qué es necesaria, Agustín Fernández dijo:
“Para mí Guardia Indígena significa garantía, seguridad y sobre todo unión. Es necesaria porque hay que garantizar la vida de los hermanos shipibos, de sus comunidades, su bosque y su territorio. Y la Guardia Indígena juega un rol importante de garantizar estos tres aspectos muy importantes en una modalidad mejor que las rondas. Porque la ronda ve el orden interno, pero las guardias –y es mucho más [desafiante]– tienen que ver con los comuneros, con la seguridad territorial, tiene que ver con el cuidado de los bosques, los árboles, los ríos, las cochas. Eso es muy importante”.
En cuanto a su estructura y principales componentes, respondió:
“Nosotros nos vamos a organizar, en este momento queremos hablar primero sobre la seguridad, sobre la legalidad, darle legalidad y por lo tanto tenemos que juntarnos con expertos, antropólogos, abogados que nos puedan asesorar y en el futuro poder sacar. Hay dos vías y al Legislativo que es muy largo, y otro el Ejecutivo, que es el decreto supremo. Y otro es que me asesoran, es que nosotros tenemos ya la ley de los ronderos y las comunidades nativas. Esa palabra nativa, hay que agregarle un artículo más a esa ley. Y yo creo que iba a ser más fácil”.
“Ahorita ya tenemos más muertos que en otros pueblos, en el pueblo shipibo mismo también. El caso de Flor de Ucayali es terrible. Hemos visto el ejemplo de que el Estado va con su marina, su ejército erradica y luego los abandona y luego vienen y amenazan a los comuneros. Eso no puede ser. Yo creo que es un ejemplito. Yo creo que tenemos que sentarnos con la junta directiva para poder analizar esos aspectos y dar una alternativa a mediano plazo”.
Sobre las facultades de la Guardia Indígena y las prohibiciones que deben seguir sus miembros, respondió:
“En primer lugar, el pueblo indígena es dialogante. Siempre hemos cultivado el diálogo de paz. Por ejemplo, vemos personas que están talando ilegalmente la madera, la cosa es conversar, dialogar, identificar quienes son, que hacen. El diálogo es muy importante. Y luego, si son pacíficos muy bien. Pero también si no son pacíficos y vienen con agresiones, con amenazas, prácticamente aplicamos nuestra ley consuetudinaria, el derecho a defendernos. Tenemos que atraparlos y entregarlos a las autoridades correspondientes, porque todavía la ley no nos protege. Entonces hay que entregarlos a las autoridades, llamar al gobernador si estamos en la comunidad o, si estamos en un pueblo más cercano, vamos directo nosotros mismos a entregar a la policía más cercana pruebas y todo. Porque los pueblos indígenas manejamos también ya en nuestro celular, podemos grabar, filmar y con esos testimonios creo que este garantiza de que no estamos mintiendo”.
El líder shipibo y apu Juan Agustín Fernández, primer presidente de la Guardia Indígena del Pueblo Shipibo.
4. El Sistema de Alertas y Acciones Tempranas (SAAT)
El 26 de noviembre 2021, una delegación encabezada por el presidente de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), Jorge Pérez Rubio, viajó a la comunidad de Mariscal Cáceres (provincia de Padre Abad, región Ucayali) para poner en marcha un módulo de vigilancia y monitoreo territorial indígena que forma parte del SAAT.
El SAAT es una iniciativa de AIDESEP, articulada con sus organizaciones regionales y con el apoyo de la cooperación internacional. Se trata de una herramienta para proteger a las comunidades y pueblos indígenas y a sus habitantes, utilizando instrumentos de última generación para garantizar la vigilancia y límites de sus territorios. De tal forma, su propósito final es evitar las invasiones de colonos y frenar el avance de las actividades ilegales que causan deforestación, a través de la vigilancia permanente y eficiente de las fronteras y territorios de las comunidades indígenas.
Además, el sistema también será crucial para revertir el avance de la deforestación a corto plazo, mediante el análisis de la información satelital, patrullaje y sobrevuelo del territorio. “Hemos estado en Wawas, Amazonas, implementando este sistema gracias a la cooperación internacional, pero es justo ahí donde tiene que entrar el Estado, para que esta acción no sea temporal, es decir, que tiene que convertir esta iniciativa en una política pública para que no muera” expresó el presidente Jorge Pérez.
Lo que representa un avance fundamental en la puesta en marcha de este proyecto es la simultaneidad e inmediatez con la que se pueden advertir los delitos, para poder avisar así las autoridades con prontitud. Esto permitiría prevenir ciertos problemas, en lugar de tener que intervenir posteriormente en una situación que la mayoría de las veces ya está comprometida. Este cambio de paradigma podría tener implicaciones prácticas muy positivas para las comunidades y sus habitantes. No en vano, su aplicación funcional presupone una colaboración y coordinación entre comunidades que podría reforzar la red de relaciones ya existente, mejorando las relaciones y unificando un frente común frente a los problemas compartidos.
“Esperamos que el SAAT sea en verdad una ayuda para que detengamos la matanza a nuestro pueblo” culminó con esta declaración Herlin Odicio Estrella, líder Kakataibo, presidente de FENACOKA.
EL SAAT, se compone de un equipo de última generación de cómputo, dron, tablet, generador de energía y un equipo de radiofonía, asimismo, de un área para almacenar medicamentos y atención de emergencias sanitarias, ambas complementadas con un potente acceso a internet satelital con capacidad de conectar a 100 personas en simultáneo.
Por su parte, el presidente Jorge Pérez informó que se necesita la implementación urgente del SAAT en más comunidades indígenas amazónicas: “Necesitamos llegar al territorio y esta es una forma de llegar, no con las manos vacías, sino dotando a las comunidades de un sistema que les permitirá vigilar su territorio alertar emergencias sanitarias desde su misma zona, mediante el internet satelital que también se deja habilitado como parte del sistema” culminó.
cesario Equipo técnico necesario para el funcionamiento del SAAT.
El jefe Segundo Humberto Huayta, como se desprende directamente de sus palabras, cree que el equipo técnico podría estar formado por jóvenes de la comunidad, ya que están más familiarizados con las nuevas tecnologías que componen el equipo del SAAT. Además, la participación activa de los más jóvenes en este proyecto podría servir de estímulo para una mayor implicación de las nuevas generaciones en los asuntos comunitarios, generando un espíritu de apego y pertenencia a su tierra.
Estas son sus palabras a propósito de la importancia del SAAT:
“De nosotros, como comunidades indígenas, es muy necesario este tipo de aparato que el proyecto nos está facilitando, y mi persona como jefe de la comunidad está muy agradecida del proyecto. ¿Por qué? Porque nosotros carecemos mucho ya en el tema para verificar nuestro territorio alrededor, que tenemos un título. Porque nosotros tenemos muchas invasiones al costado, abajo y arriba. Y para poder monitorear, para poder revisar, se puede decir nuestro territorio y asimismo velar por el bien de todos nosotros cómo indígenas kakataibos.
Cómo apu, tengo que velar de repente de mis hijos, de mis nietos, vienen hoy en día. Yo ya tengo 41 años, después de mí, para que vengan de repente viviendo más amplio o dejar un recuerdo de reprender como apu que soy y para que ellos sean mejor. Porque hoy en día, cuando usted no tiene estudio, parece que no servimos a nada. Por ejemplo: yo soy un agricultor, mi hijo ya tiene que prepararse, tiene que ser un profesional, siquiera un docente, un ingeniero, pero tiene que ser algo. Y por eso yo velo, para poder cuidar nuestro territorio, nuestros árboles, nuestros animales, ya porque de eso vivimos nosotros como pueblos indígenas. Es muy importante que el proyecto nos está apoyando, hoy en día nosotros tenemos que empezar a trabajar. Yo no sé manejar estos aparatos, hoy en día hay jóvenes que ya saben preparar y manejar, pero tengo que capacitarme mediante el proyecto. Eso es mi preocupación y estoy muy contento que el proyecto vino a estar con mi gestión. Quiero agradecerle a la federación AIDESEP, a la FENACOKA. Yo estoy muy socializado con todos en la Federación”.
Sobre las competencias y prohibiciones que debe tener la SAAT, respondió:
“En su debido momento, cuando ya empezamos a trabajar, llamamos a ver cuáles son los resultados. La realidad es que nosotros estamos trabajando. Si de repente hay un impedimento, creo que nos vamos a poder de repente aceptarlo, porque nosotros vivimos en nuestro mundo, en nuestro territorio. Ya creo que en parte del negativismo creo que no puede ser que haya. Porque más bien agradecerle que nos está apoyando en ese tema de hablar de la implementación con máquinas como drones. Nos va a servir para monitorear no solamente los territorios de la comunidad, sino de diferentes comunidades y informarlos de lo que está pasando a las comunidades”.
A la pregunta de cómo debe aplicarse y quiénes serán los que trabajen en el mecanismo de autodefensa, respondió:
“El proyecto tiene que ser en su propia oficina. Este es un local comunal. Cuando el proyecto ya me estaba venciendo, las fechas. Por eso como comunidad hemos visto en una asamblea acreditar este local comunal para ir a acoger el proyecto. Y luego como comunidad ya de repente el proyecto también nos puede apoyar, vamos a hacer su propia oficina. Y los trabajadores tienen que ser netamente de la comunidad, los jóvenes de las comunidades y el proyecto lo tiene que capacitar hasta que mis jóvenes sepan manejar así formalmente todos los equipos”.[6]
De izquierda a derecha: Marcelino Tangoa Maya, jefe de Unipacuyacu; Segundo Humberto Huayta, jefe de Mariscal Cáceres; y Herlin Odicio Estrella, presidente de FENACOKA. Los tres apus kakataibo observan la implementación del SAAT en Mariscal Cáceres.
5. Conclusiones
Entonces, ¿por qué afirmamos que los pueblos indígenas amazónicos actúan en remplazo del Estado? Porque, como dice el apu koshi Ronald Suárez Maynas –presidente de COSHICOX– “la creación de estos organismos de autodefensa representa una necesidad por parte de los pueblos indígenas de dotarse de una forma de protección que debería ser proporcionada por el Estado”. Las comunidades, en definitiva, han tenido que reorganizarse para cubrir aquellos puestos y funciones que deberían ser garantizados por el aparato estatal.
La Guardia Indígena del Pueblo Shipibo y el SAAT defienden pacíficamente el plan de vida de los pueblos y actúan como protectores del territorio y del pensamiento indígena. Es una práctica para la armonización territorial y la convivencia comunitaria que actúa como un instrumento de resistencia civil. Cuenta con la participación voluntaria de hombres y mujeres, jóvenes, personas mayores, niñas y niños, pues la razón de su existencia también es garantizar la pervivencia de los pueblos, a través de un camino intergeneracional de dignidad y derechos humanos.
Ambos son instrumentos que pretenden alcanzar un grado de autonomía que les permita afrontar con prontitud las urgencias y los problemas para los que fue necesario su desarrollo. Pero, al mismo tiempo, necesitan un reconocimiento estatal que les permita obtener las prerrogativas y el apoyo técnico necesarios para lograr resultados positivos. Ambas partes se beneficiarían considerablemente, como suele ocurrir cuando se prefiere la creación de un frente comunitario a un enfoque individualista de los problemas que hay que abordar.
El objetivo, por lo tanto, es iniciar un proceso en el que el Estado y las comunidades indígenas finalmente trabajen juntos, cambiando así por fin la situación de “apartheid estatal”[7] en la que se ven obligadas a vivir las comunidades. Mauricio Rodríguez utiliza este concepto para señalar lo que ocurre “en amplias zonas del territorio nacional, donde el Estado o no existe o donde su presencia es muy débil y, como resultado, las poblaciones que habitan esos territorios – en nuestro caso los pueblos indígenas – resultan discriminadas por el hecho de que sus derechos no son reconocidos ni protegidos”[8]. Es importante decirlo: también las personas que viven en las comunidades más remotas deben tener derecho a la protección de su dignidad y sus prerrogativas por parte de un Estado social, el cual debe garantizarles una vida digna y segura, donde puedan desarrollarse con total libertad y seguridad.
Seamos claros al decirlo: el Estado está en deuda con los pueblos indígenas y debe asumirla mediante el reconocimiento y apoyo a estos mecanismos de autodefensa. Su creación se debe, precisamente, al fracaso del aparato estatal en la protección de los derechos humanos a los que los pueblos indígenas deberían poder aspirar.
Referencias bibliográficas:
Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP). (2021, 29 de noviembre). SAAT en Amazonas: “Un sistema de alerta y acción temprana para proteger 23 597 hectáreas”. Disponible en: http://www.aidesep.org.pe/noticias/saat-en-amazonas-un-sistema-de-alerta-y-accion-temprana-para-proteger-23-597-hectareas
Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP). (2021, 18 de noviembre). Ucayali: «Guardias indígenas» se instalan en más de 11 comunidades para protegerse de invasiones por el narcotráfico. Disponible en: https://www.caaap.org.pe/2021/11/19/ucayali-guardias-indigenas-se-instalan-en-mas-de-11-comunidades-para-protegerse-de-invasiones-por-el-narcotrafico/
Chuquipiondo Chota, S. (2021, 13 de diciembre). Ucayali: Implementan alertas que pueden salvar vidas indígenas. CEFO Indígena. Disponible en: https://cefoindigena.org/ucayali-implementan-alertas-que-pueden-salvar-vidas-indigenas/
Floríndez, H. P.; Cisneros, N.; Másquez Salvador, Á.; Delgado, S. (2021, 5 de octubre). “No van a dejar de matarnos”: la defensa de los kakataibos peruanos contra el narcotráfico. Distintas Latitudes. Disponible en: https://distintaslatitudes.net/destacado/la-defensa-de-los-kakataibos-peruanos-contra-el-narcotrafico
Forest Peoples Programme (FPP). (2021, 23 de julio). En defensa de territorios de vida en la Amazonía peruana. Disponible en: https://storymaps.arcgis.com/stories/5dd54fee892a44239f179598aa05aafb
Miranda, E. (2022, 3 de enero). Año 2021: Cinco líderes indígenas asesinados, dos desaparecidos y varios amenazados. Convoca. Disponible en: https://convoca.pe/agenda-propia/ano-2021-cinco-lideres-indigenas-asesinados-dos-desaparecidos-y-varios-amenazados
Ruiz Molleda, J. C. (2020, 18 de agosto). Bretaña, Lote 95 y el “derecho a tener Estado”. IDL. Disponible en: https://www.idl.org.pe/bretana-lote-95-y-el-derecho-a-tener-estado/#_ftn6
Vera, E. (2021, 27 de noviembre). Riesgo en Flor de Ucayali: grupo irrumpe a balazos en comunidad shipibo conibo. Mongabay. Disponible en: https://es.mongabay.com/2021/11/comunidad-indigena-flor-de-ucayali-shipibo-conibo-pueblos-indigenas-defensores-amenazados/
[*] Antropólogo por la Universidad de Boloña (Italia). Es asistente de investigación en el Área de Pueblos Indígenas y Litigio Constitucional del Instituto de Defensa Legal.
[1] En este artículo de Convoca se puede encontrar una recopilación de datos actualizada y en detalle: https://convoca.pe/agenda-propia/ano-2021-cinco-lideres-indigenas-asesinados-dos-desaparecidos-y-varios-amenazados
[2] Para profundizar en los hechos relacionados con Santa Clara de Uchunya, recomiendo la lectura del artículo publicado por FPP (Forest People Programme): https://storymaps.arcgis.com/stories/5dd54fee892a44239f179598aa05aafb
[3] Para una narración oportuna de los acontecimientos en Flor de Ucayali, recomiendo la lectura del artículo de Mongabay que aparece a continuación: https://es.mongabay.com/2021/11/comunidad-indigena-flor-de-ucayali-shipibo-conibo-pueblos-indigenas-defensores-amenazados/
[4] Declaración extraída de una entrevista con el apu de la comunidad de Flor de Ucayali, durante una visita a la comunidad.
[5] Es una cooperativa creada en el seno del pueblo shipibo-konibo que actúa como un banco popular. Este reinvierte el dinero ahorrado en beneficio de todas las comunidades, a través iniciativas individuales y colectivas.
[6] Se pueden encontrar más información sobre el SAAT en el sitio web de AIDESEP: http://cipta.ddns.net/
[7] Espinosa Restrepo J. R., García Villegas M. (2013). El derecho al Estado. Los efectos legales del apartheid institucional en Colombia. Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad. Bogotá.
[8] Ruiz Molleda, J. C. (2020, 18 de agosto). Bretaña, Lote 95 y el “derecho a tener Estado”. IDL. https://www.idl.org.pe/bretana-lote-95-y-el-derecho-a-tener-estado/#_ftn6